El viento silba en mis oídos como crujidos de tu paso,
soñolienta deambulo por los suburbios de tu espacio
esperando la penitencia que reponga mi camino.
El aire abuchea en mis orejas como chasquidos de tu sitio.
Aletargada callejeo por los extramuros de tu ritmo,
ansiando la condena que renova mi comienzo.
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