La electricidad paseaba por todo el cielo nocturno,
el frío secaba el aire.
Sólo el viejo carbón dio paso al alumbramiento.
Uno era celestial,
el otro fue rechazado por parecer un monstruo,
por azares del infortunio.
Fueron separados hasta un día.
El guapo era maquiavélico,
mató a sus padres en un frenesí de odio,
acuchilló la confianza mientras dormían.
El feo vivía entre árboles,
trabajador
siempre ayudaba al prójimo
y se enteró de lo ocurrido
y regresó a vengarse.
Era bondadoso…
olvidó la distancia que le proporcionaron sus padres,
y fue en busca de su hermano.
Ángel contra demonio,
pero cuál era el ángel y cuál el demonio.
El guapo pasó toda la vida riéndose del mundo
y el feo todo lo contrario.
En momentos de lucha
todos llevamos un ángel a flor de piel
y un demonio escondido en lo más profundo de nuestro ser.
Un duelo regido por la ley del más fuerte
pero ambos cayeron fulminados por las heridas sufridas.
Ángel y demonio pusieron fin a sus vidas
en la penuria del raso suelo,
teñido con el color de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario